PROVINCIA: Huesca / COMARCA: Sobrarbe / LOCALIDAD: Arro / Aínsa
La pista y toda la información sobre esta interesante fuente nos la dado nuestros colaboradores Amor Olomí y Jordí Borras. Se trata de una fuente con agua mineralizada con gran cantidad de azufre que fue usada durante finales del siglo XIX y comienzos del XX para los conocidos «Baños de Arro». Históricamente se ha usado para infecciones o heridas en la piel. El agua del manantial llamado San José fue declarada de utilidad pública y clasificada como minero-medicinal. La surgencia es pequeña y los vecinos de los alrededores seguían cogiendo agua, al menos, a finales del siglo pasado
Edificio de los baños de Arro. Foto de Jordi Borras
PRINCIPALES DATOS
CATEGORÍA: Fuentes
COORDENADAS: 42.4097684 / 0.2235229
PROVINCIA: Huesca / COMARCA: Sobrarbe
LOCALIDAD: Arro / Aínsa
COMO LLEGAR:
Los conocidos como Baños de Arro se encuentran sobre el km 17,200 de la carretera comarcal 140 entre Campo y Aina, en la margen izquierda de un arroyo tributario del río de las Natas. Se puede llegar fácilmente desde la localidad de Arro. Es necesario cruzar la carretera N-260 hacia al norte y poco más de 300 metros y entre árboles se encuentra las ruinas y la fuente.
SITUACIÓN ACTUAL:
La captación del manantial San Jose era una toma en la margen izquierda del arroyo de Las Natas, unos 20 metros aguas arriba de las instalaciones balnearias. De la toma parte una conducción cubierta por losas rectangulares de piedra que desemboca en una construcción en bóveda semicircular cerrada por una verja, en cuyo interior había un depósito con salida una pila de piedra labrada en cuya parte inferior manaba el agua en dos caños (IGME, 1994). En octubre de 1992 la construcción estaba semidestruida y la conducción obstruida (no manaba agua en los caños). Se podía tomar agua en el inicio, donde estaba la toma original. Se había acondicionado un caño y el agua vertía directamente al barranco El edificio de baños está en ruinas, aunque sus paredes se mantienen erguidas. Se puede visitar por fuera, con precaución
GEOLOGÍA:
El manantial San José se encuentra en el flanco occidental de un sinclinal, aunque muy cerca del eje del mismo. Es una de las múltiples salidas de agua subterránea de pequeño caudal, que surgen de forma dispersa en el cauce del arroyo de Las Natas, nombre debido a los depósitos de geles de azufre asociados a pequeños manantiales de agua sulfurosa (IGME, 1994). Los estudios isotópicos indican que se trata de agua de tipo meteórico, es decir que es un agua que ha estado muy poco tiempo en al acuífero (12,6 años como máximo). La surgencia del agua es difusa en el cauce de arroyo y solo se ha captado el del manantial San José. Hay otros manantiales cerca de Arro, algunos de ellos bien conocidos en la región por su fama de tratamiento del herpes. A finales del siglo XIX el agua manaba a unos 16º de temperatura, cuando en el marco del EAMA se realizo una medida en 1992 la temperatura era de 9,2º. Además el caudal era mucho menor que el medido cuando estaba el balneario en funcionamiento. Este dato puede simplemente reflejar el deterioro sufrido por la captación durante estos años.
Las medidas realizadas durante el proyecto EAMA en el año 1992 indican que el agua presenta un EH negativo con presencia de oxígeno y sulfuro de hidrógeno disueltos, y sulfhídrico libre, que se puede detectar por el olor en el campo. También tiene amoniaco. Estas características con coherentes con la circulación y disolución de las margas eocenas que contienen sales solubles y abundante materia orgánica. En la zona aparecen precipitados bancos de sales y depósitos amarillos de azufre. En cuanto a los análisis químicos realizados durante el proyecto EAMA indican una mineralización media alta, en cuanto a los cationes predomina el sodio, con apreciable contenido en calcio y magnesio. En cuanto a los aniones, los mayoritarios son los sulfatos y bicarbonatos, siendo bajos los contenidos en cloruros y nitratos. De los metales pesados, es destacable la cantidad de plomo, que está el límite de las aguas de consumo público
HISTORIA:
Las propiedades de esta fuente es conocido desde antiguo por parte de los vecinos de Arro. El diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar de Pascual Madoz de 1845-1850 apunta: "Se encuentran en la proximidad del pueblo varias fuentes de aguas muy esquisitas para el surtido del vecindario, entre ellas una de baños, prodigiosa, particularmente para curar las úlceras, que solo dista 2 minutos". Fue precisamente Pascual Madoz quién adquirió los derechos de las aguas para destinarlos a baños públicos como se indica en el tratado de las Fuentes Medicinales de España de Pedro María Rubio (1853). Se carece de datos si Madoz inició la actividad balnearia
Para su aprovechamiento y para la estancia de las personas que querían tomar sus baños se inicio la construcción del edificio del balneario junto al manantial en el año 1883, tal y como está grabada en el dintel de la entrada. Contaba con dos inhaladores, uno interior y otro exterior. El establecimiento de estos baños es citado por primera vez en el Anuario Oficial de las Aguas Minerales de España del año 1887 de Manuel Taboada y Leopoldo Martínez Reguera. En esta publicación se indicaba que el propietario era Don José Otto Molina y que las aguas fueron declaradas de utilidad pública por Real Orden del 17/4/1886 (la declaración llevaba implícita la consideración de aguas minero-medicinales). En la propagada de los baños de Arro se apunta que no tiene rival para la curación de la escrófula, en todas sus formas, herpes, reuma, afecciones para las vías respiratorias, heridas, caries, trayectos fistuloso, histerismo y aparato genital de la mujer. Además apunta que se las aguas de Arro se pueden encontrar en las principales farmacias como la Don José Otto en Barbastro.
El negocio debía funcionar bien a finales del siglo XIX, porque fueron aumentando sus instalaciones. Así en 1890, el establecimiento tenía 8 baños (4 de piedra y 4 de azulejos), aparatos de duchas y pulverizaciones, tubos para inhalaciones y un depósito de 80 m3 de capacidad, como se escribe en el anuario oficial de las aguas medicinales de España del año 1889. Las posteriores publicaciones del anuario no apunta variaciones en las pequeñas instalaciones del balneario, que posiblemente fue envejeciendo y perdiendo actividad hasta el año 1935, año que ceso su actividad
