La subida al pico de San Miguel en la Sierra del Moncayo es una de las ascensiones más populares de Aragón, de manera nos podemos encontrar docenas de caminantes y montañeros en un fin de semana que recorren el camino de subida para poder ver sus espectaculares vistas. Os vamos a proponer que aprovechemos la subida o la bajada para aprender un poco de geología y de minerales. Una parte del proyecto de las minas olvidadas es difundir los minerales aragoneses aunque no hayan sido explotados como os que vamos a contar. Vamos para arriba.
La Sierra del Moncayo está formada por rocas del Triásico inferior, lo que los geólogos llamamos Buntsandstein. Se formaron hace unos 240 millones de años en el interior de gran continente cuyo nombre nos resulta conocido, Pangea. Las areniscas, lutitas y algunos conglomerados que forman la Sierra se depositaron en los antiguos ríos que discurrían por esta parte del mundo. La mayoría de los minerales que nos podemos encontrar subiendo al Moncayo se formaron mucho después, posiblemente al final del Triásico (220 m.a.) cuando hubo una gran masa de magma debajo de las rocas del Buntsandstein que las fracturo e inyecto las mineralizaciones que se pueden ver en el Moncayo. En otra ocasión os contaremos más del volcanismo del Triásico, responsable de muchas mineralizaciones de la Cordillera Ibérica. Ahora a ponernos las botas y además de hacer ejercicio vamos a fijarnos en las piedras.
Los aficionados a los minerales conocen desde hace tiempo que en el entorno del Moncayo es relativamente abundante un mineral gris metálico llamado hematites (hematites roja, oligisto) que no forma acumulaciones de interés económico. Es un óxido de hierro (Fe2O3) abundante a nivel mundial, por lo que es una mena habitual del hierro. Tanto los iberos, como los romanos explotaron la hematites en diferentes lugares del entorno del Moncayo, como se ha podido reconocer por la importancia de la metalurgia en varios yacimientos del entorno de la Sierra. En tiempos recientes se han explotado en algunos lugares del término municipal de Tarazona como las conocidas “minas de Olmacedo” en el paraje de “Peñas Meneras” cerca de carretera que sube al santuario del Moncayo. Son minas de pequeño tamaño, actualmente abandonadas.
Volviendo a la subida, sobre todo se puede ver rocas con minerales de hematites en la parte alta de la ascensión, incluso se encuentran en el pico San Miguel. Generalmente la hematites está oxidada presentado un color típicamente rojizo-amarillento, pero si no ha estado mucho tiempo expuesta se puede ver el gris metálico de la hematites formando láminas más o menos definidas. Con un poco de suerte y atención se pueden llegar las vetas con la mineralización de hematites que cortan las areniscas del Triásico como la que se ven en la fotografía
El cuarzo (SiO2) es el mineral más abundante que podemos reconocer en la subida. Generalmente se encuentra en filones de color blanco y masivo que son fácilmente de reconocer. Pero los cristales bien formados y visibles a simple vista son más difíciles de encontrar. La pista de la presencia de pequeños cristales de cuarzo nos la dio Eduardo Viñuales y del Val en su libro sobre el Moncayo donde nos cuentan que eran recogidos por los montañeros como recuerdo. Los debieron recoger todos, por más que hemos buscado en el pico no hemos encontrado ninguno, sin embargo a lo largo de la subida es posible ver alguna pequeña geoda con cristales transparentes de cuarzo de varios centímetros como lo de la fotografía. Son ejemplares aislados, pero notables en cuanto a su tamaño para lo que se suele encontrar en Aragón.
Si hemos sido capaces de ver la hematites y el cuarzo, no sería difícil reconocer una estructura geológica muy particular. Son círculos más o menos grandes de color rojo que se llama anillos de Liesengang. Se encuentran en las areniscas y están formados por óxidos de hierro, de ahí su color rojo. Estas mineralizaciones de produjeron cuando la rocas estaba enterradas y aguas cargadas de hierro fluían entre sus granos. Los patrones concéntricos más o menos regulares hace estructuras muy vistosas que cortan las láminas del sedimento. Los anillos de Liesengang se han descrito en muchos lugares del mundo, pero no conocemos bien el mecanismo de formación. Los que se encuentran en la subida al Moncayo no son especialmente espectaculares, pero sus vistosos círculos rojos sobre el fondo gris forman una estructura muy vistosa
Sobre todo si el sol es intenso se pueden ver superficies planas de areniscas que brillan de manera espectacular. Este brillo los producen pequeños cristales laminares de Moscovita. Se trata de un mineral del grupo de las micas prácticamente transparente que es habitual en rocas ígneas, entonces ¿como han llegado a las areniscas del Triásico del Moncayo? La explicación se encuentra en el ciclo geológico en el cual las rocas ígneas se erosionan y sus fragmentos pasan a formar parte de rocas sedimentarias, por tanto, la acumulación de estas micas son el resultado de la erosión de antiguas montañas que contenían este mineral. Al ser un mineral laminar suele ser fácilmente transportado por el agua y en las zonas sin movimiento terminan depositando en el fondo como un grano más. Al disponerse en láminas dan ese típico y brillante aspecto que vemos en la fotografía.
Estos son los minerales que hemos reconocido a simple vista, hay otros, pero por su pequeño tamaño solo los podríamos ver con un microscopio… y ¡no se puede subir al Moncayo con semejante instrumento¡ Por último recordar que la subida al pico San Miguel (Sierra del Moncayo) desde el santuario es un parque natural y no se pueden recoger ejemplares minerales. Disfruta viéndolos en el campo e identificando lo que te hemos contado, pero es mejor dejarlos en el campo para que más personas puedan verlos.
Te animamos a que nos informes en museonat@unizar sobre minas olvidadas que conozcas o lugares donde hayas visto minerales. Si quieres donar alguno, ya sabes que serán bien recibidos en la colección del museo